Lipedema y linfedema son dos patologías que a simple vista pueden llegar a confundirse. Por eso, con ayuda de Ángela Río, presidenta de la Asociación Española de Linfedema (AEL), hemos revisado las similitudes y diferencias entre lipedema y linfedema para que pacientes y profesionales de la salud que puedan tener dudas tengan más claro ante cuál de las dos patologías se encuentran.
¿Qué es el lipedema?
El lipedema es una patología del tejido graso o adiposo de las extremidades. “El lipedema es una patología que afecta casi exclusivamente a las mujeres, generalmente es congénito y su origen es multifactorial y desconocido. Aunque no hay cifras oficiales, se estima que la padecen el 11% de las mujeres a nivel mundial”, explica Ángela Río. Consiste en una desproporción entre el tronco y las extremidades: “en una mujer con lipedema encontramos que, normalmente, el tronco es delgado y las piernas están inflamadas y con gran volumen y tienen un aspecto celulítico. Es como si las piernas no cuadraran con el resto del cuerpo. Sin embargo, los pies nunca se hinchan. El lipedema empieza en el tobillo y llega hasta las caderas”.
Aunque sobre todo se produce en las piernas, el lipedema también puede darse en los brazos. Es una patología que siempre es simétrica y bilateral, es decir, “se presenta en ambas piernas o en ambos brazos a la vez”.
A pesar de afectar a muchas mujeres en todo el mundo el lipedema sigue siendo una patología muy desconocida e infradiagnosticada. Además, “el diagnóstico se complica cuando en lugar de producirse en una mujer en normopeso, el lipedema se da en una mujer con sobrepeso u obesidad, pues la diferencia de volumen entre el tronco y las extremidades no es tan llamativa y puede asociarse al exceso de peso y no al lipedema”.
Tratamiento del lipedema
El síntoma principal del lipedema es el dolor, que puede ir acompañado, o no, de edema. Esta patología se puede tratar y reducir considerablemente el dolor de las pacientes. Tal y como explica la presidenta de AEL, “el tratamiento conservador es la fisioterapia, con terapia descongestiva, drenaje linfático, prendas de compresión: vendajes al principio y medias o mangas después”. Si a pesar de este tratamiento la paciente no mejora, es posible recurrir al tratamiento quirúrgico, que en el lipedema es “un tipo de liposucción específica para este problema, bien con la técnica WAL o con la técnica tumescente”.
¿Qué es el linfedema?
El linfedema, por su parte, es un trastorno del sistema linfático, que está dañado o bloqueado, y provoca una acumulación de la linfa, con un aumento de volumen e hinchazón en una parte del cuerpo. Hay varios tipos de linfedema, nos explica Ángela Río: “El linfedema primario que tiene un origen congénito (genético) y se puede desarrollar en cualquier momento de la vida. El linfedema secundario está asociado normalmente a un proceso oncológico ya que en el tratamiento de muchos tipos de tumores se extirpan ganglios linfáticos y en algunos casos, además, se da radioterapia al paciente. Ambos tratamientos son factores de riesgo para el desarrollo de linfedema secundario, que aunque es más común o conocido en cáncer de mama, también se puede producir en pacientes de cáncer de cabeza y cuello, próstata, tumores digestivos o ginecológicos”. El linfedema puede ser unilateral o bilateral, dependiendo de cuál sea el origen del problema en cada caso. Y aunque lo más habitual es que se produzca en las extremidades, el linfedema secundario también se puede producir en la cara o el tórax, en función de con qué proceso oncológico esté relacionado.
Tanto el linfedema primario como el secundario pueden evolucionar a linfedema elefantiásico. Además, hay un tipo de linfedema secundario no oncológico: la filariasis linfática, “en el que se produce la inflamación de una forma muy agresiva. Se debe a una infección bacteriana o parasitaria que bloquea el sistema linfático”, explica la presidenta de AEL.
Tratamiento del linfedema
En linfedema primario y secundario el tratamiento es el mismo y coincide con el tratamiento conservador para el lipedema: “Terapia descongestiva compleja realizada por fisioterapeutas, que consiste en drenaje linfático manual, prendas de compresión, cuidados de la piel, ejercicio y unas medidas higiénico-dietéticas para trabajar con el paciente. Ese es el gold estándar. Y luego también hay tratamiento quirúrgico, si el tratamiento conservador no funciona, y que consiste en la anastomosis linfovenosas o la transposición de ganglios”.
Diagnóstico diferencial del lipedema y linfedema
El diagnóstico del lipedema y linfedema es eminentemente clínico y puede ser realizado por un médico o por un fisioterapeuta. Aunque a simple vista ambas patologías puedan confundirse, “un profesional formado y que realice una buena historia clínica y anamnesis del paciente sabe ante cuál de las dos patologías se encuentra”, explica Ángela Río. Aunque reconoce que puede haber dificultades en el diagnóstico si una persona combina signos clínicos de ambas patologías. En ese caso “sería necesario hacer una prueba de imagen (linfografía) para confirmar si es una mezcla de ambas o solo una de ellas”.
Los signos clínicos del lipedema y linfedema pueden comprobarse mediante la palpación, la toma de medidas y el signo de Stemmer, entre otras. De forma resumida, los profesionales se basan en el siguiente cuadro de diagnóstico diferencial recogido en el Documento de Consenso Lipedema 2018.
La información incluida en este artículo no sustituye a la consulta con un profesional sanitario, el único cualificado para hacer el diagnóstico y establecer el tratamiento preciso en cada caso.
Las fotografías del artículo han sido cedidas por la Asociación Española de Linfedema (AEL).